PARANA.
EL CUENTO DEL TIO.
En Paraná se registraron varios casos de personas estafadas por supuestos prestamistas, que promocionan sus servicios financieros pero en lugar de dar plata la quitan con otro tipo de engaños ya conocidos en Paraná y otros lugares del país.
Jorge vive en Paraná, está sin trabajo, tiene 36 años y una hija con problemas de discapacidad. El anuncio de un préstamo con facilidades para sacarlo y pagarlo le abría la posibilidad de hacer alguna inversión y salir adelante. Solo había que llamar por teléfono y luego un hombre llegaría a la casa con el dinero en la mano para firmar los papeles.
Débora, su pareja, llamó al número con característica de Buenos Aires para iniciar la solicitud del crédito el viernes por la mañana. La atendió un hombre con una extraña tonada, podría ser oriundo “de Colombia o Perú”. La oferta era de hasta 20.000 pesos, pero con 10.000 a pagar en cómodas cuotas para la familia estaba bien, y fue eso lo que pidieron. Le explicaron el trámite y los beneficios del servicio financiero, pero al final le pidieron algo que el aviso no decía: debían hacer un depósito de 280 pesos a través de Western Union, el sistema de rápidas transferencias de dinero en efectivo de un punto a otro del país o del mundo en pocos minutos. Luego, por la tarde, un hombre llegaría a su domicilio con el dinero y los papeles.
El depósito era un adelanto de los gastos administrativos del préstamo. Aunque les sorprendió, a Jorge y Débora les seguía pareciendo negocio la solicitud del crédito, por lo cual siguieron adelante. Así fue que enviaron la plata, que no tenían, sino que debieron pedir prestada a familiares. Según el vendedor, entre las 14 y las 21 del viernes un integrante de la empresa les llevaría a su casa el dinero y firmarían el compromiso de pago según el plan financiero acordado.
Ese día esperaron hasta la noche, y nadie apareció. Al día siguiente volvieron a llamar a los números del anuncio, pero los teléfonos daban apagados. Poco a poco la ilusión de obtener el préstamo se fue apagando, y la familia se fue enterando que se trató de una estafa, por la cual perdieron 280 pesos que, en una situación económica muy complicada por la cual están atravesando, es mucho dinero. La transferencia de dinero fue realizada a un destinatario de nombre Pablo Roberto Obregón, de avenida Maipú 528, de la Capital Federal intentó comunicarse con los teléfonos (011) 1536327148 y (011) 1532440724, pero ahora las llamadas son desviadas directamente al buzón de voz.
La madre de Jorge, Delfina Godoy, contó el momento por el cual está atravesando su hijo y su familia, y expresó su indignación por lo que están haciendo con la gente quienes utilizan este ardid delictivo para quitarle el dinero a quienes acuden a ellos por necesidad. Es, como se conoce popularmente un delito llamado “cuento del tío”.
Modus operandi conocido
El método del engaño es similar a otras estafas donde las víctimas también envían dinero a una persona que está en otra ciudad a través de Western Union. Por ejemplo, en aquellos casos en que se envían mensajes de texto anunciando que el destinatario salió ganador de un auto cero kilómetro, y para recibirlo debe realizar un giro de dinero correspondiente a los gastos de patentamiento y seguro. Algunas personas que han caído en la trampa llegaron a depositar 5.000 o 6.000 pesos, esperando una nueva llamada para la entrega del vehículo, que jamás se realiza.
Por lo general los destinatarios del dinero son personas a quienes les han robado el documento de identidad, con el cual los ladrones cobran el efectivo en el local de Western Union, y luego se deshacen del mismo. De este modo evitan hacer el trámite a su nombre y no pueden ser identificados.
Se sospecha que quienes se dedican a preparar estos engaños trabajan “en sociedad” con carteristas, arrebatadores o punguistas que consiguen los documentos y los venden, así como también los teléfonos celulares con los cuales se comunican con las víctimas.
El principal consejo para evitar caer en estas trampas es la desconfianza siempre y en todos los casos, ya que los estafadores difícilmente pueden ser ubicados.