MUERTE DEL MARTILLERO.
IMPUTAN A SU MUJER.
Alicia Forestieri, la viuda del rematador de hacienda Víctor Flores, está sospechada, al igual que un joven de 22 años de apellido Valdez, de haber intentado matar al martillero que el domingo a la madrugada sufrió un golpe severo en un pómulo que –según explicó el fiscal Enrique Martínez–, no era de entidad suficiente como para provocar la muerte, “pero el estrés desencadenó en un infarto que le produjo la muerte”.
Flores, de 53 años, fue encontrado por la Policía el domingo a las 4.20, muerto en una de las tres habitaciones de la vivienda de calle 3 de Febrero 683 de La Paz. Su mujer, de 49, dijo que ambos fueron asaltados por dos o tres delincuentes, que los maniataron y golpearon, y que se llevaron 1.500 pesos que ella les entregó.
El domingo a la mañana, la Policía encontró el Chevrolet de la víctima, en la que supuestamente huyeron los delincuentes, y que estaba abandonado en la zona del ejido sur de la ciudad.
Dentro del coche, en el dormitorio que usaba Flores (su mujer utilizaba para dormir otra habitación, que compartía con su hija mujer, mayor de edad), y en otros sectores de la casa, había huellas de una misma zapatilla. También localizaron huellas digitales en una botella de whisky, y como dato perturbador, el hallazgo de un pequeño trozo de guante de látex, blanco, debajo del cadáver.
Con el correr de las horas, el personal de Homicidios de la Policía obtuvo una información clave para formular la hipótesis sobre la que trabajan ahora el juez Carlos Trajtemberg y el fiscal Martínez: una mujer muy joven denunció en una comisaría que su pareja, de 22 años, de apellido Valdez y apodado Luchi, se había ido del hogar, porque mantenía una relación con una mujer mayor que él. “Cuando dijo el nombre de esa mujer, relacionamos con el hecho que estábamos investigando”, explicó una fuente policial que pidió reserva de su identidad. De allí en más, sólo restó buscar al tal Luchi en un hotel que mencionó su mujer en la denuncia.
Con los elementos reunidos, el Juzgado imputó primero a Valdez, y luego, a primera hora del martes, surgió la acusación hacia la viuda. Concretamente, el juez y el fiscal sospechan que “hubo un acuerdo previo entre la cónyuge y este hombre que realizó el asalto”, según declaró a radio De la Plaza el fiscal Martínez. De todas formas, el representante del Ministerio Público aclaró que se sigue “investigando el hecho para tener más pruebas certeras”.
Fuentes de la Policía, sin embargo, sostienen desde el día martes que está probado que no existió robo, ni siquiera tentativa, y que la escena del presunto asalto fue “armada para desviar la atención, incluida la fuga ficticia en el auto de Flores”.
El fiscal explicó que se investiga una presunta “tentativa de homicidio y está como agravante, por parte de la mujer, que es su cónyuge”, detalló el fiscal.
En tanto, se supo que en el caso de Valdez, podría imputársele como agravante la premeditación o comisión del hecho para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito (para el caso en que se considere verosímil la hipótesis del robo al martillero).
Valdez fue citado a indagatoria el miércoles, y ayer pidió una ampliación, por lo que presume que podría haber dado una versión que lo despegue del hecho. Específicamente, el joven habría admitido la relación con la mujer del rematador de hacienda, pero sostendría que ella lo llamó por teléfono el domingo a las 2 para invitarlo a la casa, y al llegar, la encontró fuera de sí, riendo, y con una varilla de madera en la mano.
El juez ordenó el secuestro de los teléfonos celulares de Forastieri y Valdez, y un informe sobre llamadas de la línea fija de la casa. Trascendió que por los mensajes de texto guardados y recuperados se habría constatado la comunicación entre ambos, la madrugada del domingo