PARANA.
JUZGAN UN HOMBRE POR UN ASESINATO.
Una emboscada que salió mal. Así se comprenden los hechos según la investigación de la muerte de un joven en el barrio La Delfina de Paraná, hace más de cuatro años. Al parecer, Mario Rubén René iba de acompañante en la moto conducida por Fernando Darío Cáceres. Al llegar a donde estaba el blanco del ajuste de cuentas, René sacó la pistola y se le escapó un tiro que dio en la espalda de su compañero. Luego habría vuelto a disparar contra un grupo de jóvenes, sin éxito. Cáceres manejó unos metros más, cayó de la moto y murió. René se quedó a su lado hasta que llegó la Policía.
Ayer comenzó el juicio oral y público donde juzgan al joven de 27 años por ambos delitos: la tentativa de homicidio de quienes eran objetivo del ataque y el homicidio culposo de la víctima. Al finalizar la primera jornada del debate se vivieron momentos de tensión cuando la madre de Cáceres, fuera de sí, insultó e intentó increpar al acusado. Entre familiares y abogados intentaron tranquilizarla, hasta que los ánimos se aplacaron. Hoy hay más testigos y los alegatos de la fiscal, los querellantes y el defensor.
El arma que se trabó en el pantalón
Todo había comenzado cuando el hermano de René, Leandro, le dijo que le quisieron robar la moto. Para vengarse, el acusado, la víctima y otros dos fueron en dos motos al barrio La Delfina, en horas de la siesta del 29 de noviembre de 2008. Al llegar a calle Yancovich, poco antes de Tomás Guido, se encuentran con Carlos Arrieta y Ezequiel Vázquez, que estaban sentados en la vereda debajo de un árbol, y Julián Cepeda, que salía de su casa con su pequeña sobrina en brazos. La moto Honda Storm iba adelante, seguida por la Gilera Smash, con Cáceres y René a bordo. “Aguantá que lo voy a poner”, le habría dicho René a su amigo. Los otros jóvenes escucharon algo como “Ahí están los pesados” y “Ese es el abusador”.
Se escuchó un disparo. Según el acusado, quiso sacar el arma para disparar, pero se le trabó en el piolín que tiene el pantalón para ajustarlo a la cintura. Cuando pegó el tirón, el arma se percutó. La bala impactó primero en la mano de René, y la camiseta de River que llevaba puesta se salpicó de sangre.
En el mismo trayecto, el proyectil dio en la espalda de Cáceres. “Te llevo al hospital”, le dijo su amigo. Doblaron en la esquina, pero en seguida el herido se cayó de la moto, en General Espejo y Yancovich. Un vecino llamó a la Policía, mientras que la ambulancia, se demoró en llegar. Por eso llevaron a Cáceres al Centro de Salud Ramón Carrillo, pero el joven de 20 años no resistió la gravedad de la herida en un pulmón y murió.
Luego René quedó detenido. Lo imputaron por los dos hechos: querer matar a alguno de los que estaban en la vereda de calle Yancovich, y asesinar a su compañero sin querer, por manipular de manera imprudente la pistola calibre 22.
El juicio se desarrolla desde ayer en la Sala 1 de la Cámara del Crimen de Paraná, integrada por José María Chemes -presidente-, Hugo Perotti y Pablo Vírgala. Mario René, defendido por el abogado Mario Franchi, declaró y contó su versión del hecho.
Como testigo declaró Julián Cepeda, quien recordó que esa tarde salía de su casa con su sobrina en brazos, cuando vio a sujetos que llegaban en moto, a René que extrajo el arma de fuego con su mano derecha, luego escuchó el disparo y entró rápido a su casa. Dijo que pudo ver que el acusado intentó seguir gatillando hacia donde estaban él y los otros jóvenes, Arrieta y Velázquez, pero las balas no salían. Cuando se dio vuelta, escuchó una segunda estampida del mismo arma. Luego llamó a sus colegas del Comando Radioeléctrico para alertar de lo sucedido, así como avisar que uno de los jóvenes había caído herido de la moto.
También declaró Arrieta, quien contó que estaba con Velázquez sentado debajo de un árbol cuando de repente se acercaron los motociclistas y los atacaron. Dijo que pudo ver a René sacar el arma con la mano derecha, cuando se escuchó un tiro. Enseguida salieron corriendo.
El otro protagonista de este episodio, Ezequiel Velázquez, no declaró en el juicio debido a que falleció, según el acta de defunción y policial presentada por sus familiares cuando fueron a notificarle su deber como testigo. Sin embargo, Arrieta y Cepeda, conocidos y vecinos suyos, dijeron no saber de su muerte, por lo que ante la duda la Fiscalía solicitó que para hoy se confirme la muerte del testigo, o por el contrario sea llevado a declarar. Asimismo, se intentará localizar a un testigo de apellido Vega, quien debía presentarse a declarar ayer y no lo hizo.
Final con escándalo
La primera jornada del juicio fue presenciada en la primera fila por la madre de Fernando Cáceres, quien al finalizar no pudo contener el dolor de recordar en el debate el trágico episodio en el que perdió un hijo. Sacó su celular y le sacó fotos a René: “¡Mirame de frente!”, le dijo al acusado, quien le devolvía una sonrisa sobradora. La mujer se exaltó, lo insultó y fue retirada del salón de audiencias por sus familiares que la acompañaban y los abogados querellantes, quienes trataron de calmarla y evitar que el episodio fuera desbordado por la violencia. “¡Quiero verlo de frente al asesino de mi hijo!”, gritaba la madre en el pasillo de Tribunales.