DENUNCIAN MALA PRAXIS.
PARANA HOSPITAL SAN ROQUE.
Luego de nueve meses de gestar en su vientre a su niño sin inconvenientes, Daniela fue a dar a luz al hospital San Roque de Paraná. Desde que ingresó con contracciones, lo que debía ser el mejor día de su vida se convirtió en la peor pesadilla. El 12 de enero Mateo Jesús nació con una muerte cerebral irreversible. La familia culpa a la médica que dirigió el trabajo de parto, quien nunca les habría dado la información sobre lo que sucedió. “Estaba de mal humor y sin ganas de trabajar”, relataron familiares de la joven de 23 años. El caso refleja, entre otras cosas, que muchos de los derechos que la ley de parto respetado otorga a padres y niños se violan a diario en hospitales y clínicas.
La familia de Daniela considera que el desprendimiento de placenta en el trabajo de parto habría sido fatal. Además, creen que le extirparon el útero, porque la joven estuvo unas cuatro horas en la sala la cirugía por la cesárea, pero esto se constatará con estudios la semana próxima. Hicieron la denuncia en la Justicia y ahora piden que se investigue a fondo.
De la ilusión al horror
Graciela Casanova, la madre de Daniela conto Todo esto arranca el 12 de enero, mi hija venía con muchas contracciones desde muchos días, la hacían volver a la casa hasta que en la madrugada del domingo quedó internada a las 5 de la mañana, más o menos. Ella empieza con sus contracciones, no le ponen goteo, le hacen un suero normal para que tenga contracciones naturales, y así pasa el tiempo. Llega a las 12 a una sala de preparto, el bebé estaba totalmente vivo, sano y normal. Se escuchaban sus latidos, estaba realmente bien, se movía”.
Luego Graciela menciona a quien hace responsable de las consecuencias del parto: “Ese día estaba de Guardia la señora, porque no le puedo decir doctora, no me sale, y las chicas que la acompañan, las recién recibidas que atienden a las pacientes. En ningún momento dio la cara para hablar con nosotros, para recibir a mi hija, para ver cómo venía el bebé. Esas 12 horas la pasamos mi hija, las chicas y yo en la sala de preparto, hasta que ella en un momento se decide a entrar, cuando mi hija ya estaba exhausta de respiración, se sentía descompuesta. Me hacen salir de la sala diciéndome que si la podía dejar a solas con mi hija y las chicas. Y bueno, ahí se desencadena toda esta tragedia”.
Al parecer, según su relato, lo que sucedió en la sala mientras la madre de la joven esperaba afuera, habría sido el mal trabajo de la obstetra: “Ella obliga a mi hija a empezar a pujar, a pujar, a pujar, cuando mi hija ya estaba descompuesta, la vi que no se sentía bien -cuenta Graciela-. La médica sale al ratito, me llama y me dice ‘mamá, tu hija quiere estar con vos’. Entro a la sala, la veo distinta, ya no era la persona con la que había estado todas esas 12 horas. Y me pide que la ayudara a pujar, que hablara con ella, que la tranquilizara, hice todo lo posible para que mi hija estuviera más tranquila, pero me di cuenta de que el bebé ya no tenía latidos, porque ella tanto la había obligado a pujar que sufrió un desprendimiento de placenta. Mi hija se descompone y ahí recién decide llevarla a sala de cirugía para hacerle una cesárea”.
Pero la situación ya era irreversible, el estado de salud del niño se agravó al máximo antes de salir del vientre de su mamá. Recuerda Graciela: “El bebé nació muerto. Se lo reanimó durante una hora, y reaccionó, se lo entubó y quedó con un edema cerebral gravísimo. A todo esto pasaron cuatro horas con mi hija en el quirófano, no sabíamos absolutamente nada de lo que estaba pasando, nadie nos informaba lo que pasaba con mi hija ni con el bebé. Daniela tiene 23 años, es una chica que venía de una cesárea anterior, el médico ginecólogo estaba de vacaciones en esos días, o sea que le hizo los últimos controles y después no la pudo ver”.
El 12 de enero fue un antes y un después para la familia, que vive en el barrio Paraná XX: “Desde ese día estamos viviendo un infierno porque mi nieto quedó con una parálisis cerebral irreversible, tiene totalmente licuado su cerebro, hasta el día de hoy nunca ha despertado, tiene un montón de secuelas, está con respirador, con medicación, está en estado vegetativo total”, dijo con dolor la abuela de Mateo Jesús.
Denuncia y pericias
La supuesta actitud de la médica a cargo del parto de no acercarse a la familia para brindarles información antes, durante y después del parto, fue lo que desencadenó la indignación de la familia para luego ir a hacer la denuncia judicial: “Yo denuncio a esta señora porque nunca dio la cara, nunca dijo qué pasó con mi hija ni con el bebé, nunca entró a la sala de preparto a revisar a mi hija como correspondía, siempre mandó a sus ayudantes. Las chicas decían que ella estaba de mal humor, que no tenía ganas de trabajar ese día”, afirma Graciela.
La denuncia fue radicada el 28 de enero en la Fiscalía. Graciela presentó pruebas, fotos, “con montones de cosas que fui juntando -dijo-. Tengo todos los controles de mi hija durante los nueve meses donde el bebé está perfectamente bien, ella estuvo bien controlada. La causa está en el Juzgado Nº 2 (a cargo de Mauricio Mayer), lo que pido es que actúen lo más rápido posible porque yo necesito un médico forense que determine las causas de lo que desencadenó todo esto. Porque escondieron las historias clínicas, no tenemos ningún parte, las cosas que sabemos nos fuimos enterando de a poquito, van pasando los días y uno se va enterando de cosas. El doctor Hugo Cati (director del hospital San Roque) nunca dio la cara. Nadie me explicó nada de lo que ha pasado”, se queja la mujer.
Según informaron fuentes judiciales, desde la Fiscalía se realizaron los pedidos al Juzgado para que se instruya el secuestro de las historias clínicas y luego se ordenen las pericias a través de los médicos de Tribunales para investigar si existió alguna impericia por parte de los profesionales del nosocomio.
“Que pague por lo que hizo”
Pero las sospechas de Graciela sobre lo que sucedió ese día en el hospital San Roque no quedan ahí: “Mi hija se tiene que hacer un montón de estudios porque aparentemente le han sacado el útero, y no se nos informó nada tampoco. Yo golpeé puertas por todos lados porque quiero justicia para mi hija. Ella y el papá (del bebé) están destruidos. Tiene turno a su ginecólogo, la semana que viene le dan los estudios, vamos a saber si tiene o no su útero porque estuvo cuatro horas en una cirugía, una cesárea es algo de 20 a 30 o 40 minutos como mucho. Tuvo dos hemorragias espontáneas también, eso tampoco se nos informó”.
La abuela del bebé que agoniza en el hospital materno infantil finalizó con un pedido a las autoridades: “Necesito ayuda, que esta señora pague por lo que ha hecho, necesito ser escuchada por los jueces y fiscales”.
La violencia obstétrica
La Ley Nº 25.929 de Parto Respetado fue sancionada por el Congreso nacional en 2004. Una década después, aún no es reglamentada. Muchos la desconocen y en pocos lugares se respeta en todos sus puntos. La violación de estos derechos se conoce como violencia obstétrica. El caso de Daniela, según el relato de ella y su madre a UNO, puede ser un ejemplo de ello.
En el artículo 2 se enumeran los derechos que tiene toda mujer durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el posparto. Aquí se citan algunos: “a) A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas. b) A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales. (...) d) Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer. e) A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales. (…) g) A estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de preparto, parto y posparto. (…) i) A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.