ADELANTO EN MEDICINA PARA DIABETICOS.
PROGRAMA DIABETES ENTRE RIOS.
Para el tratamiento de los diabéticos, existen dos tipos insulinas: una de acción lenta (de dos dosis diarias) y otra rápida (que se aplica luego de cada comida). El Programa Diabetes de Entre Ríos provee a los pacientes de la “birome” aplicadora (lo que no se da en todas las provincias) y del indispensable componente. A esta prestación se ha sumado otra novedad: hace dos semanas los profesionales del servicio de Endocrinología, Nutrición y Diabetes del Hospital San Roque colocaron una bomba de infusión de insulina en una paciente. La intervención fue cubierta por una obra social.
La jefa del área, Ángela Figueroa Sobrero, conto que los niños con diabetes se controlan entre cuatro y cinco veces al día los niveles de glucemia (cantidad de azúcar en sangre) a través de una mínima extracción de sangre. En función de estos valores se inyectan la insulina necesaria. Las pinchaduras se las realizan en los brazos, las piernas, en la panza y en la cola. A partir de los 10 años, los niños son instruidos para que cumplan por sí solos esta tarea.
Una alternativa a esta modalidad de aplicación es la bomba de infusión que se caracteriza por estar cargada con “insulina rápida y ultra rápida” (no tiene insulina lenta) y por poder programarse para que actúe cada hora. Además hace las determinaciones de glucemia y tiene un chip que permite ver en una computadora el perfil glucémico. Esto permite regular la infusión de la bomba. Otra ventaja es que se puede regular con precisión las dosis y la velocidad de inoculación.
Figueroa Sobrero explicó que la bomba se puede llevar en el bolsillo, en una riñonera o en el corpiño. El dispositivo conecta a través de una cánula con una especie de parche (que tiene una agujita) que se pega al abdomen. Por ahí ingresa la insulina al organismo.
“Las agujas se tienen que cambiar cada tres días y la cánula cada seis días. La bomba no puede estar desconectada más de dos horas” agregó la especialista. Esta posibilidad permite, entre otras cosas, ingresar al agua. La bomba se puede usar durante la práctica de deportes.
El método existe hace mucho tiempo pero ha tardado en ingresar a Argentina. Por ejemplo, en Europa el 80% de los niños diabéticos tienen colocada una bomba. En Latinoamérica, Chile y Brasil son los que cuentan con mayor cantidad de estos casos.
TRATAMIENTO. Figueroa Sobrero contó que el chico con diabetes tiene que estar entrenado en “el conteo de hidratos de carbono. Tiene que saber exactamente cuántos gramos se come en el desayuno, en el almuerzo, en la merienda, en la cena, en las colaciones y así poder determinar cuántas unidades de insulina le cuesta lo que come”.
Dado que esta tarea no es fácil, desde el servicio se organizan talleres cada dos semanas, un campamento anual y permanentemente se refuerzan las herramientas educativas para que los niños sepan qué hacer. También hay reuniones con los padres, los profesores, los nutricionistas, los psicólogos. “La única forma de que el chico sea autónomo es si está instruido. De lo que se trata es que se independice de a poco de los padres y de los médicos” aseguró la pediatra y endocrinóloga.
SERVICIO. El hospital público San Roque es centro de derivación de los casos de niños con diabetes de Entre Ríos. Según Figueroa Sobrero el 99,9% de los chicos diabéticos son tipo 1, es decir, insulinodependiente. Los chicos suelen entrar en estado grave. “El 35% entra en coma. La razón es que no se hace el diagnóstico a tiempo” indicó. La mayor prevalencia se da entre los 10 y los 12 años aunque también se registran bebés con diabetes. Esto se corresponde con el aumento exponencial que se da nivel mundial de esta enfermedad no trasmisible.
Una de las formas de prevenir que el niño entre en coma es estar atento a la cantidad de agua que toma y a la pérdida de peso. La sed insaciable como para tomar entre tres y cuatro litros e ir muchas veces a orinar es una señal para hacer una consulta. Además, no hay razón para que un chico en crecimiento baje de peso.
EQUIPO. La aplicación de la bomba de infusión de insulina a una paciente fue realizada por parte del equipo del servicio de Endocrinología, Nutrición y Diabetes del hospital San Roque. Fueron las médicas Ángela Figueroa Sobrero, Silvia Panzitta y Ana Laura García las encargadas de realizar la intervención.