El otoño se inició el 21 de marzo y se extenderá hasta el 21 de junio, pero las condiciones propias de esta estación se observan ya a principios de marzo y se mantienen hasta el inicio de junio. Sin embargo, el calor agobia, los días no consiguen morigerar sus temperaturas, y nada hace prever que en algún tiempo próximo algo vaya a cambiar.
Aunque el sol alumbra más tarde que en verano, a las 7.27, y se oculta más temprano, alrededor de las 18.35, cuando alumbra en todo su esplendor la temperatura adquiere la incomodidad del trópico.
A las 14 de ayer, por ejemplo, alcanzó los 27 grados.
Dicen que todo seguirá más o menos así este otoño, y que ello obedece al cambio climático.
El Servicio Meteorológico anticipó que las temperaturas en los próximos tres meses serán levemente superiores a los registros normales. Mientras que las lluvias serán menores a las que suele haber. O sea, cálido, seco, otoño tropical.
El pronóstico indica que los valores de las temperaturas previstas para este otoño para el Litoral, Centro, Cuyo, Buenos Aires, Norte, Noroeste y Patagonia serían entre normales y superiores para la época. En tanto que en esas mismas regiones las precipitaciones serían entre normales e inferiores a las habituales.
La persistencia de las altas temperaturas ha dejado en la perplejidad a los comerciantes de indumentaria.
Las vidrieras, tímidas, no se deciden al cambio de temporada, y así conviven, en inevitable armonía, prendas de verano junto a sacos, sacones, pulóveres y bufandas, que anticipan el frío por venir.
Jorge López, titular de la Federación Económica de Entre Ríos, dice que el cambio climático ya comenzó a mostrar sus consecuencias negativas en el sector de la indumentaria, y que la traducción más literal de ese fenómeno es el desconcierto que se vislumbra entre los comerciantes.
“Me parece que todos vamos a tener que ir acostumbrándonos al cambio climático. Esto se viene observando cada vez más, que no hay un cambio de temporada tan marcado. Creo que en definitiva va a tender a desaparecer la temporada. En realidad, se supone que, en el futuro, el cambio de temporada no va a existir, entendido como cambio total. Y así, las vidrieras deberán tener todo tipo de ropa, para calor y para frío. Es decir, mercadería para vestirse en todo tipo de situaciones”, indica.
En definitiva, el cambio climático debería aportarles practicidad a los comerciantes de ropa: ofrecer, todo el año, remeras para el calor, pulóveres para los días fríos.
De todos modos, sea cuando fuere que la ropa de invierno esté en los percheros, puesta en los escaparates, lista para ser vendida, lo real es que llegará con aumento: estiman que entre un 20 a un 25% de incremento en los precios respecto de la temporada pasada.
Los comerciantes del sector ingresaron a la temporada otoño-invierno de 2012 algo envalentonados. El año último lo cerraron con un notable repunte respecto de 2009 y 2010, y aguardan que este año ocurra algo parecido.
“El sector de indumentaria ha mejorado bastante”, afirma López. Pero enseguida aclara: como el comerciante no es formador de precios, los aumentos en el nivel de ventas no necesariamente se traducen en una mejor rentabilidad, por cuanto hay que considerar, a la vez, el movimiento que también hubo en el rubro costos.
Encima, agrega el dirigente, es preciso tener en cuenta la competencia que representa el mercadeo domiciliario, y los tour de compras, a La Salada, a distintos puntos de la provincia de Buenos Aires, al norte del país.
“Es uno de los sectores más expuestos a la competencia desleal. Y el impacto que hay es muy grande. Se cree que del total de indumentaria que se comercializa, un 40% proviene de estas formas de comercialización”, asegura.