Cada 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Arterial (HTA), instancia propicia para transmitir a la población la importancia del control de esta enfermedad que afecta a cada vez más personas; siendo factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares e incluso, es un riesgo de vida.
Ésta es una enfermedad con alta prevalencia en la población adulta, y un gran número de personas desconoce que la padece, y esto se observa con claridad en el bajo número de pacientes que están tratados, mientras que una mínima cantidad tiene su presión controlada.
“Es una enfermedad silenciosa, y ése es el meollo de esta cuestión, porque la gente no lo entiende de esa manera, cree que la presión da síntomas, y es todo lo contrario”, advirtió en el inicio de la entrevista , el médico cardiólogo Joaquín Serra, presidente de la Sociedad de Cardiología de Entre Ríos.
“Esperar a que duela la cabeza o que sangre la nariz forma parte de los mitos que rodean a la enfermedad”, garantizó.
Por lo general, cuando esas cosas ocurren son por otra causa, porque lo que la hipertensión produce es la consecuencia catastrófica, que no es sólo la muerte; de hecho, una de las principales causas de diálisis es la hipertensión.
“No me canso de repetirle a mis pacientes que la presión alta no provoca síntomas sino consecuencias tremendas para su salud”, confirmó Serra.
Si bien el profesional reconoció que existe mayor conciencia sobre los riesgos que trae aparejada la patología, consideró que también es mayor el problema, entendiendo que la hipertensión es una afección de esta civilización. “Es la enfermedad del sedentarismo, de los malos hábitos, del estrés, de la sal, y al mismo ritmo que crecen las campañas de concientización, se agiganta el problema”, subrayó.
En tanto, la presión alta también va de la mano de la obesidad, que está creciendo a un ritmo alarmante.
“La hipertensión tiene una base que es genética, pero después viene la parte alógena, ambiental, que tiene que ver con la forma de vida de cada uno, y es ahí donde los factores recién mencionados provocan estragos”, insistió.
SONDEO. En un trabajo realizado por la Sociedad de Cardiología de Entre Ríos se detectó en el Hospital San Martín que el 74% de los infartos que ingresaron al Servicio de Cardiología, eran hipertensos; porcentaje muy similar al de la Unidad de Terapia Intensiva del sanatorio La Entrerriana, en donde encontraron un 72,5% de hipertensos entre los pacientes ingresados por problemas coronarios, y en el 94% de los pacientes que entraron por una arritmia determinada (fibrilación auricular) tenían como antecedente principal la HTA.
Siguiendo con datos sobre Entre Ríos referentes al tratamiento en una encuesta realizada por el propio Serra a pacientes hipertensos en la ciudad de Paraná, se encontró que sólo el 39% de los hipertensos cumplía con la dieta con bajo contenido de sal, y el 28% realizaba al menos cuatro veces por semana actividad física. “Y si evaluamos los mayores de 65, el número de personas que cumplen correctamente con la actividad física se reduce al 19%”, indicó el profesional.
Finalmente el 29 % reconoce haber suspendido en alguna oportunidad o haber modificado el tratamiento farmacológico indicado por su médico, con los riesgos que ello implica.
EN NÚMEROS. En la Argentina los números son preocupantes. Los estudios epidemiológicos realizados en el país muestran una prevalencia del 33% de la población adulta, es decir que prácticamente uno de cada tres adultos es hipertenso.
“Si nos comparamos con el mundo, por ejemplo en Estados Unidos, esta cifra es del 29 %”, apuntó Serra. “En relación con América Latina, las cifras oscilan entre el 25 al 33%”, agregó.
Sobre este último punto, subrayó lo detectado en pueblos originarios argentinos, como los tobas, donde la cifra de HTA ronda el 28%. Para entender la importancia que la sal tiene en este índice, se han hecho estudios en aborígenes que todavía se encuentran aislados de la “civilización”, por lo que su consumo de sal es mínimo, como en el caso de los de Sri Lanka o del Mato Grosso, y la prevalencia en estos grupos es del 5,7 y 7,7%, respectivamente. También hay casos extremos, como el de los tobas, con cero por ciento de hipertensos controlados.
Respecto al conocimiento sobre la enfermedad, los datos también son desalentadores, ya que sólo el 50% de los hipertensos sabe que lo es; y están tratados entre el 30 y el 40%. Si volvemos a compararlos con el resto del mundo, se observa que a la cabeza del conocimiento se encuentran los Estados Unidos, luego de un plan a largo plazo que hace más de dos décadas se viene implementado, con el 69% de pacientes con conocimiento de su enfermedad y un 58 % tratados.
Los números de América Latina son similares a los de nuestro país. “Ahora, que los pacientes estén tratados no es sinónimo de que estén controlados”, advirtió el cardiólogo.
En este caso, en la Argentina, la tasa de control (es decir que tienen su presión normal) oscila, de acuerdo con los diferentes estudios, entre el cinco y el 25% del total de hipertensos.
Nuevamente, comparando los números con el mundo, nos encontramos que a la cabeza de los controlados se encuentra Estados Unidos, con un 34%, y América del Sur oscila entre el 3% en Paraguay, al 18% en Uruguay.
Tensiómetro
La principal herramienta con la que contamos para prevenir la hipertensión son los buenos hábitos.
La persona que sabe que tiene una base genética debe estar más atenta, alerta, y la única forma es controlándose periódicamente la presión. Para ello, es clave tener en casa un tensiómetro, además de un control clínico, donde la toma de presión sea una rutina.
“En todos los hogares debe haber un tensiómetro”, sentenció el cardiólogo Joaquín Serra.
En tal sentido, recomendó, para quienes no son profesionales de la salud, tener un tensiómetro automático, preferentemente los de brazos que, a su entender, son mejores que lo de muñeca.
“Además, hay páginas en Internet que dan cuenta de cuáles son los validados, que garantizan con el sello de calidad del equipo”, acotó.
Esta Hoja consultó en ortopedias de la ciudad, y el precio de los tensiómetros oscila entre los $ 250 (los digitales semi automáticos), hasta $ 375 (los automáticos).
Qué es la HTA
* Es uno de los factores de riesgo para problemas cardiovasculares modificables más importantes;
* Esta enfermedad crece a medida que aumenta la edad. En la juventud y edad media de la vida es más frecuente en varones, pero esta relación se invierte a partir de la séptima década de vida;
* Va de la mano del peso: a mayor peso, mayor presión, y viceversa;
* El tratamiento adecuado de esta enfermedad disminuye notoriamente la mortalidad y morbilidad (consecuencias) que ella produce;
* Es muy raro que dé síntomas, pero las consecuencias son el infarto de miocardio, muerte súbita, hemiplejías (ACV), problemas visuales (llegando hasta la ceguera), insuficiencia renal (es una de las mayores causas de diálisis), problemas de circulación en los tejidos periféricos del organismo, cuyas consecuencias mayores son las gangrenas/ amputaciones de miembros inferiores y disfunción eréctil en el hombre.
En conclusión, hay un dato que es curioso y representativo de lo importante que es bajar la presión arterial: con solamente reducir la presión en dos milímetros de mercurio, la presión máxima, esto no es de 14 a 12 como la gente le dice, sino que lo correcto es de 140 (los mal llamados 14) a 138 (13,8) esa cifra insignificante reduce un 7 % el riesgo de infarto de miocardio y un 10 % el riesgo de accidente cerebro vascular en una población determi