No fue una vida totalmente feliz la de Cristian Ríos, quien con su corta edad supo de situaciones poco gratas, que inclusive lo llevaron a estar bajo la mirada del Consejo Provincial del Niño el Adolescente y la Familia (Copnaf) hasta el año pasado.

Pese a ello, vivía con sus padres y un hermanastro, aunque un matrimonio había iniciado trámites para adoptarlo sin que la Justicia lo permitiera.

Quizá de habérsele abierto otros caminos, hoy no se estaría hablando de su desaparición y cruel asesinato que se conoció este martes.

Si bien por el homicidio se habló en un principio que existían sospechas sobre una persona muy cercana a la familia de Cristian, el jefe de la División Homicidios, Ángel Ricle.

“Tengo que ser prudente y no puedo aventurar cualquier opinión. Es cierto que se han escuchado versiones, pero son de gente de la zona y no producto de la investigación. Por este motivo estamos trabajando y tomando declaraciones para llegar a unir todos los elementos necesarios que nos permitan establecer algún estado de sospecha. Pero por el momento, el hecho puede llegar a tener en cualquier momento un giro inesperado. No puedo adelantar más nada”, expresó.

Análisis

La autopsia realizada por el equipo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia habría establecido que el niño, de 6 años, falleció estrangulado, y que el homicida se valió del propio pantalón del niño para el ahorcamiento.

Algunas suposiciones dan a entender a partir de estos indicios que el victimario podría haber intentado un abuso sexual.

Tampoco se descarta que el elemento utilizado haya sido empleado ante la posibilidad que el homicida sea descubierto e hizo que prensara el cuello del pequeño con la prenda hasta provocar su deceso.

Los primeros análisis efectuados por los facultativos no habrían arrojado signos de violación. De todos modos, se obtuvieron para exámenes más exhaustivos en laboratorio los isopados de rigor y se resguardaron las prendas.

Búsqueda infructuosa

En el caso de Cristian Ríos, en rigor la búsqueda comenzó en la jornada del lunes, cuando su ausencia comenzó a preocupar a sus familiares al caer la tarde.

Sabían que aproximadamente a las 14 había salido de su casa, ubicada en calle del Camino Costero, detrás de los silos de la aceitera de Bajada Grande de Paraná, y que iba hasta un kiosco cercano.

Algunos testigos habrían manifestado que lo vieron en los alrededores pasadas las 16.

Lo que se trataba de establecer era si alguien más lo vio con vida antes del anochecer, así como si alguien lo acompañaba.

Los investigadores se esperanzaban en que alguien haya podido ver algo, y en la noche de este martes buscaban hallar algún dato recorriendo casa por casa los alrededores del escenario del crimen.

Según se indicó, en la primera recorrida que se realizó el lunes por la noche, los perros adiestrados pasaron muy cerca del lugar donde finalmente fue hallado el cuerpo, pero no evidenciaron interés.

Esto los hizo pensar en la posibilidad de que el asesino lo haya matado en otro lugar y posteriormente trasladó el cadáver al sitio en donde se lo intentó enterrar a muy poca profundidad, lo que en última instancia facilitó su hallazgo.

Otro dato que fortalece esta hipótesis fue la aparición de las botas que usaba el pequeño Cristian en la antevíspera, las que fueron recuperadas muy cerca del lugar donde apareció su cuerpo.

Alicia Mabel Heis, madre de Cristian, poco antes del fatídico hallazgo dijo que presumía: “alguien se lo llevó”.

En la jornada del martes también se pudo confirmar que lo que impidió la finalización del trámite de adopción del niño por parte de una pareja interesada, fue la falta de cambio de domicilio en los documentos.

A su vez trascendió que el chico vivió tres meses en la casa de esta familia, vecina de los Ríos, y que hace poco tiempo viven en Bajada Grande.

Paola y su marido tenían la intención de adoptar a Cristian Ríos, pero según dijo la madre de Paola, “el juez no se los permitió porque ellos tenían el domicilio en Buenos Aires”.

Con lágrimas en los ojos y la indignación a flor de piel, Paola reafirmó las hipótesis que apunta a un supuesto traslado del cuerpo al sitio donde fue encontrado.

“Nosotros anduvimos buscando en ese lugar y fuimos con la perra, pero no lo encontramos. Cristian no estaba ahí. Al nene lo pusieron hoy”, denunció la joven.

El marido de Paola remarcó que “esto es muy raro” al referirse al penoso final del episodio y su mujer sostuvo que “el nene no se iba a ningún lado solo. A él lo llevó alguien que lo conocía”.

Fiel compañera

Este martes de mañana, cuando se reanudó la búsqueda, no fueron los perros adiestrados los que se llevaron al hallazgo del cuerpo de Cristian.

Fue una perrita que acompañaba al niño a todos lados, quien dio primero el alerta al regresar sola a la casa el lunes.

Fue el animal también quien llegó hasta una cava, ubicada a unos 300 metros de la casa de la familia del chico, en búsqueda de su pequeño amo.

Ante la mirada atónita de los policías, vieron cómo escarbaba en un lugar la arenilla con sus patas. Los investigadores poco tuvieron que remover en la arena para que asomaran las manos del chico ya muerto