Señas particulares como una prótesis dental y un ojo de vidrio fueron determinantes para confirmar que la persona hallada este miércoles, en inmediaciones de Boulevard Ayuí y calle Fátima, de Concordia, era Daniel Eduardo Silva, alias “Tarrito”, de 55 años.
En el día de ayer, en el extremo noroeste de Concordia fue hallado el cadáver de un masculino, que presentaba todos los signos de haber sido incendiado intencionalmente. En la mañana de este jueves se realizó una nueva revisión en la morgue judicial, donde se ratificó que el cuerpo de la víctima no presenta señales de violencia externa ni interna, por lo que se profundiza la investigación para saber si la muerte no fue provocada por algún tipo de intoxicación.
Vale remarcar que desde la Jefatura Departamental de Policía se había señalado que hasta la tarde de ayer miércoles no se registraban denuncias pidiendo localizar a persona alguna que coincidiera con el cuerpo en cuestión.
Pero eso se modificó en horas de la noche, cuando en la comisaría 3º se hizo presente una mujer de 62 años identificada como Blanca Rosa Raquel Silva, quien tiene su domicilio en calle Tratado del Pilar 34, para denunciar que hace dos días que no tenía novedades del paradero de su hermano Daniel Eduardo.
Profundizando los testimonios de los pocos allegados a Silva, también se determinó que su ex pareja -Susana Beatriz Zapata (de 43 años)- había tenido un último contacto vía mensaje de texto, el martes a las 7 de la mañana.
Fueron estas personas las que brindaron detalles fundamentales como que la persona buscada había perdido su ojo derecho y que en su lugar tenía uno de vidrio, un detalle que figuraba en la autopsia del cuerpo encontrado en Boulevard Ayuí y calle Fátima.
Tal como se precisara, la víctima habría fallecido antes del inicio del fuego, y como datos para su identificación se destacó que calzaba zapatos, y vestía jean, remera y camisa a cuadros.
Como dato relevante trascendió que el propio médico extrajo muestras para ADN, Anatomopatologia y Toxicologia, ya que no se descarta que la muerte haya sido provocada por envenenamiento