Luego de revisar la hacienda, el cuidador de un campo en Gualeguaychú detectó la faltante de tres terneros y otro propietario de un predio vecino manifestó que le faltaban dos animales. Una ternera fue baleada y quedó en uno de los campos.
Ricardo Rein es cuidador del campo que arrienda Carlos Díaz, y luego de hacer el conteo de la hacienda, notó ayer que le faltaban tres terneros. Para no tener margen alguno de error, volvió a contar su rodeo de 31 vacas con cría al pie y ratificó la faltante.
Son terneros mamones de entre 150 y 170 kilos. “Los conté una y otra vez, pero no quedaron dudas y por si fuera poco, encontré una ternera con sangre en la cabeza, escondida en un montecito que da al camino vecinal”, indicó el peón rural.
El responsable de la hacienda, Carlos Díaz comentó que “seguramente los sacaron por el alambrado, ya que a la tranquera no fue violentada y además se observa la rastrillada de un vehículo que parece ser el de una camioneta”, la cual habría sido utilizada para cargar los ejemplares.
Con las primeras sombras de la noche, una camioneta policial con tres efectivos de la Comisaría Cuarta arribó al campo de 32 hectáreas que arrienda Díaz. Un oficial y dos suboficiales dialogaron con los productores, tomaron nota de lo sucedido y le pidieron a Díaz que fuera a la Comisaría a radicar la denuncia.
Detrás de la policía arribó otra camioneta. En este caso, conducida por Abelardo Herrero, otro productor con campos en la zona. Este hombre también habría sido víctima de un hecho delictivo.
“Me faltan dos terneros de 200 kilos destetados, los contamos y está el faltante, revisé el campo y noté que contra el alambrado había huellas de una camioneta que fue ubicada marcha atrás, quedando la culata contra el campo”, comentó Herrero.
Este productor sufrió un hecho de similares características a mediados de julio, en un campo ubicado en la vera de la Ruta 14. En esa oportunidad, cuatreros balearon con una escopeta calibre 16 a ocho novillos Pampa de 600 kilos cada uno.
“Uno de ellos murió por las heridas y los otros están en el monte”, señaló el damnificado e indicó que “en el campo quedaron las cabezas, patas y vísceras, y al igual que en otros hechos, los animales fueron despostados con mucho profesionalismo”.
Díaz recordó que un par de semanas atrás, luego de buscar un novillo de 220 kilos, encontró lo que quedaba de su animal. “Encontré la cabeza con un orificio de bala y algunos restos”.
Tanto Díaz como Herrero, se mostraron molestos con la situación: “Uno paga los ‘leves’ impuestos que tenemos y nos roban en la cara, entiendo que debe actuarse con mayor rigor e incrementar los puestos policiales en lugares claves, por donde los vehículos tienen que pasar”, manifestó Carlos Díaz.
Por su parte, Herrero dijo estar cansado de andar contando animales y después encontrar los restos, “no se los demás productores, pero en mi caso, recorro el campo con armas de fuego en la camioneta y llegado el caso si tengo que utilizarlas, no dudaré en hacerlo”.
La zona en donde desaparecieron los terneros está muy cerca al ingreso de la Estancia Santa Mónica. Establecimiento que en la tranquera de acceso dice “Teyu Cuare”. Llama la atención que a la hora de robar o matar, faenar y depostar un animal, se haya incrementado el número de hacienda liviana, aunque está el caso de Herrero a quien le mataron cinco novillos pesados e hirieron tres, con armas de grueso calibre.
Para los productores afectados y consultados, los casos de abigeato en Gualeguaychú no tienen precedentes y aclaran que “la Policía hace lo que puede con lo poco que tiene, tanto en efectivos como en infraestructura”.