Otra vez la ex Botnia pone sobre el tapete las relaciones con nuestros vecinos de la República Oriental del Uruguay. Días atrás fue una presentación del canciller argentino en reclamo a modificaciones realizadas unilateralmente por el vecino país para medir el nivel de contaminación. La presentación reavivó una actitud hostil de sectores ligados a la oposición de la administración de José Mujica, al cabo un gobernante con los pies sobre la tierra, convencido que estos pueblos tienen que optimizar sus relaciones y no buscar elementos que lleven a la confrontación.
Ahora, el Juez Federal con asiento en nuestra ciudad, Dr. Pablo Seró, ha ordenado a la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) que informe con urgencia sobre los resultados de los controles que se han efectuado en la planta procesadora de pasta de UPM (ex Botnia), ubicada en Fray Bentos y que vuelca sus deshechos al río Uruguay.
Esto porque los resultados de los catorce monitoreos realizados por la CARU en el interior de la planta papelera no han sido dados a conocer e incluso se conocen los cuestionamientos y diferencias entre los representantes de ambos países.Cabe recordar que en el Juzgado Federal de nuestra ciudad, desde el año 2006, se tramita la causa contra Botnia UPM, por” tentativa de contaminación”. Ahora la Asamblea se presentó solicitando informes y pidiendo se cite a declarar a funcionarios. Ocurre que el Senador Nacional, oriundo de Gualeguaychú, Pedro Guillermo Guastavino, manifestó su convencimiento que los informes de las tomas de muestras que se han hecho en los monitoreos de la planta “están arrojando con absoluta certeza que la fábrica está haciendo muy mal las cosas.”
El juez en su resolución dispuso “tener presentes a los testigos ofrecidos, hasta tanto sean incorporados los informes” que fueran requeridos a la CARU.
Mientras esto ocurre el Presidente uruguayo dio cuenta que una nueva papelera se radicará en el vecino país, “tendrá que ser en Durazno o Cerro Largo”, dijo Mujica, aventando la posibilidad que fuera sobre la costa del Uruguay. No puede haber dudas que en el lugar elegido, primero se alegrarán por las posibilidades de puestos de trabajo y crecimiento económico, y luego vendrán las quejas, cuando comprueben que los puestos prometidos no fueron tantos y que el medio ambiente ha sido agredido con olores nauseabundos y las aguas contaminadas.