Se paralizaron de inmediato los festejos del año nuevo en el extremadamente humilde barrio El Radar, de la ciudad de Paraná. Los gritos desesperados de Jessica Nani y de otros integrantes de la familia Gauna, pidiendo una ambulancia y que salven a su hijo, sacó a muchos del embrujo del alcohol, con el que recibían este 2013.
“Hasta ayer tenía tres hijos. Ellos estaban durmiendo y yo estaba en el baño. Mi marido estaba con mi papá, en la puerta, con esa escopeta”, relató Jessica, a media voz y agobiada por el cansancio y el dolor, mientras, a solo dos metros, velaban a Uriel, su chiquito de cinco años.
“Fue un accidente…fue un accidente, mi marido no sabe de fierros y esa escopeta la tenía hace poco, por un negocio que hizo y la iba a entregar como parte de pago de una moto. Esto pasó porque no sabía que estaba cargada. No había estado tirando, si él no sabe usar armas. Yo no vi lo que pasó, porque él estaba con mi papá, el abuelo del nene, y no sé qué pasó, pero fue un accidente”, volvió a repetir la mujer.
Uriel Gauna estaba en una cama con otros dos hermanitos y dormía cuando recibió el brutal sacudón de una descarga de perdigones mortales de una escopeta calibre 12, que manipulaban su padre y su abuelo, en medio de los festejos por la llegada del 2013 y que terminó en tragedia.
El hecho sucedió poco después de las 2 de la madrugada, en una precaria vivienda, de calle Salvador Caputto al final, en el barrio que los vecinos llaman El Radar, por su cercanía con el Aeropuerto Ciudad de Paraná.
El chico fue trasladado en un principio al Centro de Salud Corrales y desde allí al Hospital San Roque, donde falleció poco después como consecuencia de la gravedad de la herida.
Al fallecer el pequeño, la Justicia ordenó a la División Homicidios que tomara cartas en el asunto y según los investigadores, los sorprendió en un primer momento las versiones que habrían intentado introducir los protagonistas del hecho para evitar mostrarse como responsables.
INVESTIGACIÓN. desde fuentes policiales, se hablaba de sujetos que habían llegado en una moto y que habrían tenido que ver con el disparo. Pero con el correr de las horas y al ser interrogados por separado, varios testigos dijeron que el padre del gurí, Oscar Gauna fue quien empuñaba la escopeta al momento del disparo fatal.
Finalmente, los investigadores comprobaron que el padre había sido el responsable tanto del arma como de la ejecución del disparo. Ahora la Justicia deberá resolver si se trató de un hecho accidental, imprudente o doloso.
Luego del lamentable episodio, el hombre se habría descartado del arma. “Aparentemente revolearon la escopeta hacia un terreno que queda detrás del humilde ranchito, donde estaba toda la familia Gauna y allí la encontró la comisión policial abocada al hecho”, confiaron a esta Hoja fuentes policiales.
Oscar Gauna, de 30 años, fue demorado por la Policía y desde el Juzgado de Instrucción de Feria se resolvió alojarlo en la Alcaldía de Tribunales. Mientras tanto, en otra humilde vivienda del mismo barrio, los vecinos velaban anoche los restos del infortunado niño.