Por la segunda fecha del Torneo Final, Tigre y Boca empataron sin goles y repartieron puntos en el estadio Monumental de Victoria. El duelo entre dos de los ganadores de la primera jornada dejó mucho que desear, ya que predominaron el roce y las interrupciones por sobre el juego y las situaciones de peligro frente a los arcos. El entrenador Xeneize, Carlos Bianchi, paró una formación con seis cambios respecto de la última actuación por la Copa Libertadores (derrota 2-1 con Toluca de México), pero careció de un conductor y tuvo un pálido rendimiento. Por su parte, el Matador tuvo pocas chances de riesgo pero contó con el mejor jugador de la tarde: Rubén Botta. De esta forma, ninguno de los dos pudo continuar con puntaje ideal en el certamen de Primera División y terminaron dividiendo honores.
Bianchi cambió la fórmula: sacó a Paredes, plantó un 4-4-2 y apostó por la velocidad de Pol Fernández y Colazo por los costados. Sin embargo, Tigre se mostró muy firme defensivamente, fue sólido de arriba y de abajo, y frustró cada uno de los ataques Xeneizes.
Ribair Rodríguez, otro de los cambios que metió el Virrey, fue uno de los protagonistas de los primeros 45 minutos, no sólo porque se hizo eje en su equipo y distribuyó bien la pelota, sino también porque su juego fuerte lo dejó al borde de la tarjeta roja. Botta y Leguizamón fueron los más claros del Matador quienes, a pura velocidad, amagaron con complicar el arco de Orión.
Ya en el complemento, los de Gorosito se animaron y salieron en busca de los tres puntos. Pérez García se vistió el traje de conductor y, con un par de remates desde afuera, estuvo cerca de abrir el marcador. Y, como en todos los partidos, Botta sacó a relucir toda su categoría y se lució con un par de chiches.
Sin enganche, Boca volvió a tener un pálido rendimiento. En el final, Bianchi le dio minutos a Lautaro Acosta quien encontró espacios, pero no fue capaz de romper la última línea del rival. Así, se cerró un partido que dejó bastante que desear.