Tenía la expectativa de que el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJ) le contemple alguno de los planteos realizados por su defensa y le disminuyera la pena algunos años. Pero la Sala Penal del máximo tribunal de la Provincia confirmó la sentencia íntegramente y Adrián Ávalos pasará casi el resto de su vida en la cárcel.
El sujeto mató a Vanina Marisol Hemmerling, de 33 años, y a la hija de esta, Adriana Cetáu, de 17, quien estaba embarazada de tres meses. En diciembre de 2012 el tribunal de la Sala 2 de la Cámara del Crimen de Paraná, integrado por Marcela Davite -presidenta-, Marcela Badano y Ricardo Bonazolla, le impuso la pena máxima de acuerdo a lo reclamado por el fiscal de Cámara, Rafael Cotorruelo y el querellante Marcos Rodríguez Allende. Los jueces calificaron el hecho como Homicidio calificado por el vínculo (el de su esposa Vanina), Homicidio simple (el de Adriana) y Aborto (porque la menor estaba gestando un bebé).
La defensa oficial recurrió en Casación, y ayer se realizó la audiencia. El defensor general de la provincia, Maximiliano Benítez, realizó varios planteos de nulidad por lo que consideró errores en los procedimientos durante la instrucción de la causa, como la falta de notificación a la defensa de las autopsias y otras cuestiones formales.
Por su parte, el querellante Rodríguez Allende y el procurador general de la provincia, Jorge García, defendieron la sentencia que condenó a Ávalos y pidieron a los vocales que la misma sea confirmada en todos sus términos. Además, los letrados reafirmaron las pruebas tanto documentales, periciales como los testimonios que ratificaron la autoría de Ávalos en el doble crimen. Fue la “máxima expresión de violencia de género”, dijo Rodríguez Allende, representante de los familiares de las víctimas.
El caso tuvo una particular resonancia porque Ávalos estaba preso en la Unidad Penal Nº 1 de Paraná, cumpliendo una condena de nueve años por Abuso sexual. En la cárcel conoció a Vanina y se casó con ella, por lo cual le concedieron las salidas transitorias. El Ministerio Público Fiscal se opuso tajantemente a este beneficio, por los riesgos que el mismo implicaba.
La controversia llegó hasta el STJ en 2011 y los jueces ratificaron la decisión de otorgarle las salidas. En una de esas ocasiones, al amanecer del 8 de agosto, su perversión asesina tuvo un nuevo capítulo: golpeó a las víctimas, las encerró en la casa y las prendió fuego. Ayer, el mismo tribunal tuvo nuevamente que decidir sobre la libertad de Ávalos, en este caso por el crimen que cometió durante el beneficio que le otorgaron. Esta vez no tuvieron contemplaciones y confirmaron la condena a prisión perpetua.
El doble homicidio ocurrió el 8 de agosto de 2011. Aquella madrugada estuvo signada por el alcohol y las peleas entre Ávalos y Hemmerling. Pero el hombre fue más allá: le rompió una botella en la cabeza a su esposa y ahorcó a Adriana. Las acostó en una cama y las tapó con un colchón. Procuró cerrar todas las aberturas y escapes de aire de la precaria casa y la prendió fuego. Cerró la puerta con candado desde afuera, agarró un bolso y se fue. La madre y abuela de las víctimas lo vieron salir, y también una vecina. Trataron de auxiliar a las mujeres pero fue en vano. Poco después señalaron a Ávalos, quien quedó detenido en la cárcel de Paraná por un largo tiempo.