Un joven de 22 años fue asesinado a balazos en plena calle, en el barrio Paraná XVI, por desconocidos que le dispararon desde una moto y se dieron a la fuga. El hecho ocurrió el viernes por la noche y hasta el cierre de esta edición la Policía continuaba tomando declaraciones, pero no se habían producido detenciones.
El ataque se produjo alrededor de las 21.30 del viernes, cuando Samuel Sosa, de 22 años, caminaba por la zona de calles Ñandubay y República de Siria, en el barrio Paraná XVI. Unos minutos antes había salido de su casa. En un momento aparecieron dos personas a bordo de una moto y comenzaron a dispararle. En total efectuaron tres disparos y el muchacho recibió un tiro en la arteria aorta, quedó tendido en el piso en plena calle y falleció en forma instantánea.
El hecho ocurrió en una zona donde suele haber circulación permanente de personas. Fuentes de la investigación dejaron entrever que en ese momento había varias personas que pudieron haber visto lo que ocurrió, pero admitieron las dificultades para encontrar testigos presenciales que se animen a contarlo.
ALGUNAS PISTAS. Por su parte, el jefe de la División Homicidios de la Policía, Ángel Ricle, que “se están tomando testimonios y reuniendo elementos para tratar de esclarecer el hecho”, aunque reconoció que “la falta de testigos presenciales dificulta la investigación”.
Durante toda la jornada de ayer se tomaron testimonios de conocidos y familiares de Sosa, para tratar de orientar la investigación. Ricle admitió que “se está trabajando sobre pistas firmes, hay algunas sospechas sobre quiénes podrían haber cometido el crimen, pero no se puede decir nada”.
Lo cierto es que hasta el cierre de esta edición no se habían producido allanamientos ni detenciones de posibles sospechosos, en la investigación a cargo de la jueza de Instrucción Número 6, Marina Barbagelata.
El jefe policial admitió además que “el joven es conocido en el ambiente judicial y policial porque cuenta con antecedentes”. De hecho, en mayo pasado había recibido un disparo en una pierna tras asaltar una heladería ubicada en Avenida Zanni, de la cual se llevó 500 pesos. Esa vez, un vecino alertó a la Policía de que dos personas estaban cometiendo robo y al llegar los efectivos, ambos huyeron. Pero en un extraño episodio, Sosa fue baleado por desconocidos mientras escapaba del lugar. Su cómplice huyó y él quedó tendido en el piso, junto a un revólver calibre 32 y el dinero robado. Aquel episodio nunca fue esclarecido, pero la Policía reconoció entonces que quien lo baleó no quiso matarlo sino amedrentarlo.