Silvio Díaz, el imputado por matar a un niño y herir gravemente a su hermanito, mientras conducía ebrio y drogado el pasado 6 de junio, frente a la Escuela Del Centenario, desobedeció restricciones que le había impuesto la Justicia al momento de otorgarle la excarcelación, el mes pasado, tras haber permanecido cuatro meses privado de la libertad y alojado en la Unidad Penal 1 de Paraná hasta el pasado 8 de octubre.
En ese momento, la familia de Silvio Díaz pagó una caución de 10.000 pesos para poder concretar la libertad del imputado, dinero que ahora ya pasa a las arcas de la Justicia, luego de revocada la excarcelación.
Los abogados que lo representan aseguraron que continuarán asistiéndolo, pero no dejan de reconocer que fue un golpe muy fuerte luego de tanto esfuerzo.
El Tribunal de Casación había resuelto permitir a Silvio Díaz que aguarde el juicio en su contra gozando de libertad ambulatoria, pero con la condición de comenzar en forma urgente con un tratamiento para su adicción a las drogas y al alcohol.
El hecho de haber sido identificado dentro de un bar de calle Corrientes, protagonizando una escena de violencia, condujo al juez de garantías relacionado a la causa a revocarle de inmediato la libertad ambulatoria.
Sus representantes legales, Corina Beisel y Alberto Silva Velazco negaron que piensen tomar distancia de la causa y que ya están trabajando en vistas del juicio al que su representado será sometido.
“No puedo negar que me tomó por sorpresa. No esperaba que esto pasara, al margen de que estamos hablando de una persona enferma y que ni siquiera la familia pudo contenerlo dentro de la casa. Fueron sus familiares, quienes luego de ser avisados de la detención, se comunicaron conmigo”, contó Beisel.
Agregó que “estamos estudiando ahora la solicitud de medidas de resguardo, pero indudablemente, lo ocurrido nos echa por tierra cualquier idea de volver a plantear algún recurso de excarcelación”, admitió.
Beisel concurrió inmediatamente a la comisaría quinta, cuando fue informada sobre los acontecimientos de la madrugada del sábado: “Alcancé a cruzar muy pocas palabras con él, porque si bien en un principio pudo estar afectado por lo que consumió, hubo alguien en la comisaría que intentó ponerlo lúcido con un tremendo golpe. Aparentemente un golpe de puño. Le bajaron un diente y le provocaron un corte en los labios que necesitó de atención médica y sutura”, relató la abogada.
“Pedí de inmediato el traslado a una unidad médica y que se hiciera presente el jefe de comisaría. Hablé con el comisario Cristian Ormaechea quien me aseguró que iniciaba un sumario por lo ocurrido y que la persona que lo golpeó sería un agente que se desempeña en la Comisaría 5ª, pero que no está autorizado a portar armas”.
Sobre este particular agregó que “luego de este hecho, la hija de Silvio Díaz acudió a realizar la denuncia en la Fiscalía”.
Incómoda por la situación a la que se llegó, Corina Beisel comentó que “no se puede decir que no hacíamos un seguimiento de Silvio, tampoco podíamos estar constantemente sobre él. Silvio Díaz es un adicto, la Justicia le ordenó que se presente en algún organismo para iniciar un tratamiento y se presentó en el Hospital Escuela de Salud Mental, –ex Hospital Roballos– y se coordinó con el juzgado de transición que fuera derivado al Instituto Huellas. Pero en Huellas respondieron que no lo iban a poder atender, y que era por las circunstancias que rodearon el caso”, contó la abogada.
Agregó que “por este motivo, el Centro Huellas se comprometió a remitir un informe al Hospital Escuela de Salud Mental, contestando formalmente por qué no lo podían recibir”.
Finalmente contó que “le sugerimos a su madre un tratamiento particular, pero como no cuentan con el dinero necesario para un centro privado, le dijimos que inicien un trámite en el Sedronar, para el otorgamiento de una beca y justo en medio de ese trámite, pasó lo que pasó”, relató.
Por su parte, el abogado Alberto Silva Velazco, co-defensor de Díaz, apuntó a que “la situación de Díaz como adicto no mejoró con cárcel, todo lo contrario, empeoró. Por más que lo encierren, le peguen o le hagan lo que sea, si no lo asisten como adicto, las cosas no van a cambiar en él”.
Silva Velazco hizo hincapié en que “yo no sé de dónde sacaron que Díaz no podía salir después de las 22 o que no podía ir a cualquier lugar. Incluso tomar alguna bebida. Eso no le prohibieron. Le prohibieron manejar vehículos, le advirtieron de no ausentarse de la casa o de la ciudad sin avisar a la Justicia y por supuesto, verse incurso en una situación violenta como a la que se vio expuesto. Pero todo esto nos lleva a concluir que Silvio Díaz no está loco, es un enfermo adicto”.
Silva Velazco contó que “él llegó hasta ese boliche y por lo que me han informado, tomó sólo algunas cervezas y en algún momento se le acercó alguien que lo conocía y le suministró cocaína. Si la compró, si se la regalaron, no sé, pero actuó como un adicto”, .