En primer lugar se presentaron en una carnicería de calle San Martin al 1000 de Colón. Al comenzar la inspección ocular constataron distintos cortes de carne vacuna tirados sobre el piso del local, más precisamente por debajo de la heladera donde estaba la carne para venta al público, en una clara intención de ocultarlos ante la presunción de una inminente inspección brigadista. Rápidamente se develó que intentó esconderlos como consecuencia de su mal estado, hasta tal punto que despedía olor nauseabundo. Ante esta evidente transgresión se decomisó la carne bovina en descomposición, equivalente a 15,160 kilos que debieron ser desnaturalizados por no ser aptos para consumo humano.

En segundo término, el personal de la brigada se constituyó en otra carnicería de San José, ubicada en la esquina de las calles Junín y Saavedra, donde al inspeccionarse la mercadería en la cámara de refrigeración se verifica la existencia de dos cuartos de carne bovina que tenían estampados con tinta azul el kilaje de las medias res a las que pertenecían, no concordando el peso con los detallados en la documentación presentada por el comerciante, es decir, que carecía del remito pertinente que demostrara su verdadera procedencia. Se decomisaron 45 kilos de carne vacuna y fueron desnaturalizados por desconocerse su origen.