Un nuevo asesinato perpetrado en Paraná plantea hoy un verdadero desafío a los investigadores de la División Homicidios, quienes fueron convocados ayer, a mitad de mañana, a calle López Jordán al final, en el extremo norte de la mencionada arteria, donde prácticamente el camino se convierte en un sendero que baja hasta el río. Allí fue hallado el cuerpo sin vida de Marcelo Gabarró, de 24 años.
Al mismo tiempo se supo que un automóvil que se incendió en horas de la madrugada de ayer, en calle Rondeáu, era de su propiedad.
El cadáver, al ser analizado por el médico forense, presentaba solamente un impacto de arma de fuego en la parte derecha del cráneo, con orificio de salida.
En una primera impresión todo indicaría que se trataría de una ejecución, descartándose el robo, ya que la víctima tenía entre sus prendas su billetera con 400 pesos.
Ahora, si fue una ejecución, un hecho premeditado y organizado por alguien, ¿Cuál fue el móvil?, ya que se trataba de un muchacho que se desempeñaba laboralmente en un lavadero de autos de avenida Zanni y, según versiones, también en una verdulería. Algunas fuentes indicarían que el joven habría tenido adicción a algún tipo de drogas y que, incluso, esto habría sido confirmado a la Policía por algunas personas del entorno de la víctima, la que carecía de antecedentes penales.
El cuerpo de Gabarró, que vivía en calle Onésimo Leguizamón al 1.900, fue hallado por una persona de apellido Aranda, que andaba buscando unos caballos que se le habían alejado de su propiedad, quien, al advertir la presencia del cuerpo en el sendero, dio aviso inmediato a la Policía.
De acuerdo a las primeras pericias médicas, la muerte se habría producido en horas de la madrugada, incluso, quizá antes de que estallara en llamas el automóvil Fiat 147 de Gabarrós, a varias cuadras del lugar del hallazgo del cuerpo.
El auto se incendió aproximadamente a las 5 de la mañana, de acuerdo a lo que vio un empleado de la planta potabilizadora de agua, desde donde se pudo observar que el vehículo, que había quedado en calle Rondeau, se quemaba completamente por lo que dio aviso a los Bomberos y a la Policía.
También, de acuerdo a la experiencia de los especialistas en muertes violentas, se piensa que el muchacho podría haber sido llevado con vida por su o sus ejecutores y le dispararon en el lugar donde fue hallado, ya que el cuerpo no presentaba señales de arrastre, no había sido golpeado y sus manos no tenían señales de haberse defendido de alguien y todos los elementos, como sangre, posición del cuerpo y prendas, indican que ese fue el lugar de la ejecución.
Si bien en un principio se descarta el robo, tomando en cuenta las características del hecho y que Marcelo tenía la billetera en uno de sus bolsillos, aún no se pudo dar con su teléfono celular, por lo que se piensa que si fue el autor del hecho quien se lo llevó, quizá lo hizo con intenciones de ocultar evidencia. De la misma manera también podría haberse planteado en la mente del homicida la intención de quemar el automóvil, quizá queriendo borrar alguna evidencia.
Allegados a Marcelo Gabarró habrían comentado que hace varias semanas el muchacho se había distanciado de su novia y que algunos, la última vez que lo vieron con vida fue en un cumpleaños, el sábado a la medianoche, y desde ahí la Policía trata de llenar esos espacios que faltan hasta la hora del homicidio sin que hayan logrado encontrar hasta el momento algún testigo.
¿Puede ser que Marcelo Gabarrós haya ido hasta este paraje alejado en horas de la madrugada con su automóvil y allí fue sorprendido por alguien que le disparó y luego trajo su automóvil hasta calle Rondeáu, incendiándolo para borrar sus huellas?,
¿fue alguien que lo interceptó en calle Rondeau y lo llevó o lo llevaron en otro vehículo? En esta segunda opción se presume que la víctima podría haber opuesto resistencia y seguramente podría haber llamado la atención de alguien.
Mientras tanto, los primeros pasos en la investigación plantean un desafío y al mismo tiempo desvela a los detectives de Homicidios, quienes trabajan con la coordinación del fiscal Álvaro Piérola.