El joven había padecido un accidente en moto junto a un pequeño. El mismo fue asistido y al verificarse que no había lesiones graves se dispuso la ejecución de una placa radiográfica para eliminar cualquier duda.

En el paso de la Guardia al sector de Arancelamiento, el joven se desesperó ante lo que consideró una falta de atención y tras gritar mayor celeridad de la empleada, comenzó a golpear el vidrio. No conforme con esto lo rompió, lo que determinó que sus manos se vieran afectadas por los cortes.

Varias personas intentaron calmarlo, pero el joven no atinó a tranquilizarse y por esto es que llegaron más refuerzos policiales.

Los uniformados debieron esforzarse luego de dialogar ante el exaltado, por lo que debió ser esposado y derivado a la comisaría segunda. Enterado del suceso el juez de Instrucción Héctor Villarrodona, ordenó indagarlo en libertad.

Los trabajadores alertaron que es normal que la gente se enoje y trate de romper lo que puede, “pero muchas veces los que esperan no entienden que hay prioridades en la atención que llevan a avanzar con las urgencias y luego con los turnos de otras personas que deberán esperar la asistencia de los médicos y enfermeros”.