El presidente de la Biblioteca Popular de Paraná, José Iván Brizuela, fue designado el lunes como miembro del directorio del YPF. El paranaense de 38 años, sociólogo y licenciado en Administración, fue asesor de la ministra de Industria, Débora Giorgi, en tiempos del gobierno de la Alianza. Brizuela, confirmó su asunción y su vinculación con la funcionaria nacional. Según contó, sólo conoció al gerente Miguel Galuccio un rato antes de su formal designación, pese a ser también paranaense. En la actualidad, Brizuela tiene una empresa de software y dedica buena parte de su tiempo a la biblioteca, institución en la que en pocos meses se involucró en profundidad y ocupó distintos roles hasta asumir la presidencia. HISTORIA DE VIDA. Hace un par de años, el matutino (EL DIARIO) de Parana publicó una extensa entrevista con Brizuela. Una historia de vida que muestra una versatilidad profunda y que encuentra una constante en el empeño, la lucidez y la buena estrella. Hijo de una empresaria local, Susana Marcos, y de un oficial de marina, el integrante del directorio de YPF es el segundo de seis hermanos. Vivió su infancia en Bahía Blanca pero su familia volvió a Paraná cuando tenía 14 años. Jugaba al hockey sobre césped y cursaba en la Escuela Normal. Estados Unidos fue luego su destino, en el marco de un programa de intercambio. Dos familias de Texas convivieron con Brizuela pero encontró su mejor destino con una pareja de periodistas, en un pueblito al oeste de Texas, con los que sigue teniendo contacto. Su formación profesional se produjo a su regreso al país. Estudió, en simultáneo, Administración y Sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA) pero además trabajaba. El flamante director de YPF trabajó “en un supermercado, de cajero, después en un estudio de auditoría contable y por muchos años en una consultora financiera”, contó en 2010 a esta Hoja. Repasó entonces las acciones de la empresa en la que trabajaba, los procesos de privatizaciones y racionalización de personal en bancos como el de Entre Ríos y contrasta con su opción en lo académico que incluía “la cátedra libre de Marx en Sociología”. Ya lejos de su área laboral, se ocupó de completar su carrera como sociólogo y lo hizo estudiando algo bien distinto: la religión. En un nuevo cambio en su vida, estuvo un año yendo a celebraciones religiosas entrevistando a pastores y devotos. GIORGI. La ministra Giorgi lo convocó en tiempos de la Alianza a trabajar en Economía. La funcionaria era entonces secretaria de Industria, Comercio y Minería. La definió como “terriblemente trabajadora” y recordó que en su caso “estaba 14 horas diarias, de domingo a domingo” trabajando para la Secretaría donde era responsable de un grupo de 50 personas. Desde ese lugar, como funcionario nacional, vivió el derrumbe del gobierno de Fernando De la Rúa y la crisis que asoló al país en ese marco. Tal como entonces lo hicieron tantos argentinos, Brizuela se fue del país. Optó por Alemania con el afán de aprender el idioma y poder leer sin traducciones a Marx y a Weber, entre otros textos en alemán. Pero además de eso, se subió a una bicicleta para recorrer unos dos mil kilómetros durante su estadía en Europa. “Una vez salí de Freiburg, crucé todo Suiza, los Alpes en bicicleta, llegué hasta Italia, me tomé un tren a Ginebra, que queda en el límite con Francia, crucé de este a oeste hasta Austria y ya me volví. Estuve nueve días pedaleando y bajé seis kilos”, repasó su recorrido para EL DIARIO. Volvió a la Argentina y las vueltas lo trajeron a Paraná donde hoy elige estar, junto con su esposa y su hijo. Desde el lunes es uno de los 17 directores de YPF cuyo titular es otro paranaense. Volver a Paraná Brizuela resolvió instalarse en Paraná después de comprobar que el ritmo y la vida en Buenos Aires pueden hacer daño. “Me vine sin nada, con la decisión de mejorar la calidad de vida. A mi Paraná me gusta mucho, el clima, el río, los lapachos. Tomé esa decisión sin paracaídas. Ya había tomado decisiones así, de hecho dejé el trabajo en la consultora que me daba mucho dinero, con eso pagué mi casa, mi auto, mis empresas que fracasaron, mi viaje a Alemania”, enumeraba en 2010 en la entrevista con Julián Stopello. En Paraná no se dedicó a la Administración ni tampoco a la Sociología. Se reunió con un grupo de bioingenieros y empezó de cero. “Armamos un proyecto, hicimos un software y en ese proceso aprendí a programar. Ahora trabajamos para una empresa de Buenos Aires, desarrollando un sistema informático bastante grande”, resume. Brizuela se dedica en la actualidad a la programación y buena parte de su tiempo, además, se lo ofrece al trabajo en la Biblioteca Popular.