Cesia Queirolo, una joven de 27 años que denunció a su novio 10 años mayor que ella, por una brutal golpiza que le habría propinado en la madrugada del sábado 11 de mayo. Después de dos años y siete meses de noviazgo, Cesia decidió ponerle fin a la relación por un motivo más que suficiente, fue la víctima de una brutal agresión que duró alrededor de 8 horas. El viernes 10 de mayo, Cesia salió con su novio de la misma forma que lo venía haciendo durante todo este tiempo que estuvieron juntos, “me pasó a buscar por mi casa, fuimos a comer con una pareja amiga y después fuimos al boliche”, relató la víctima de esta historia.
“Amaneciendo me dice ‘vamos a dormir a la casa de mi abuela’, que vive en Villa María, y cuando estábamos ahí empezó a decirme que yo lo engañaba, tratándome como una mujerzuela”, narró Cesia sobre lo ocurrido, y confesó que a pesar de que ya pasó más de una semana, todavía le vienen a la cabeza los duros momentos por los que tuvo que atravesar en esta larga madrugada.
No era la primera vez que su novio de 37 años la golpeaba pero esta vez la violencia fue mucho mayor. “Vos me engañás, vos me engañás me decía y ahí empezó a pegarme. Le pedía por favor que dejara de pegarme pero él me tapó la boca y siguió haciéndolo”, contó esta mujer que debió hacerse un bollito y ponerse las manos en la nuca, mientras el victimario la golpeaba a puño cerrado y patadas.
“Me llegué a orinar de lo tanto que me pegó”, recordó Cesia. Todo este relato tiene un alto grado de similitud con el caso de Fernanda Otero, la joven golpeada en el Camino de la Costa en el verano del 2012. Las analogías entre estos dos hechos van de la mano, tanto en el calvario de sus víctimas como en la violencia de sus victimarios.
“Me desmayé y cuando me despierto eran como las 13 el sábado, y él acostado al lado mío. Estaba toda orinada y le pedí que me llevara a mi casa, y él me respondió: ‘¿a qué querés ir a tu casa? Con la excusa de que me llevaba a mi casa me llevó atrás del Frigorífico y me dijo ‘acá vamos a hablar tranquilos”, fue otra de las secuencias que recuerda Cesia después de su desmayó.
Cuando ella pensaba que en ese lugar volvía a producirse una escena violenta, dos eventuales motociclistas que pasaron por el lugar observando la situación, obligaron al novio de la víctima a llevar a la joven hacia otro sector de la ciudad.
Desorientada y aturdida, Cesia volvió a subir a la moto con la promesa de que esta vez iba a ser llevada a su casa, pero el hombre al volante la llevó al acceso sur por un camino de tierra que ella no sabe describir. “Seguía insultándome por el trayecto hasta que en un momento frenó y salté de la moto, yo no sabia a dónde estaba como para llamar a la Policía”, describió la víctima que finalmente volvió a subir al rodado que la dejó en la esquina de su casa en el barrio 348.
Antes de descender, “el muy cobarde me dijo que busque ropa y que salga de mi casa que nos íbamos a la casa de su abuela que me quería poner hielo” porque el rostro, la cabeza incluso la espalda de Cesia, evidenciaban el castigo al que había sido sometida.
Al otro día, Cesia y sus padres concurrieron a la Comisaría Sexta para radicar la denuncia que ya está en la Fiscalía de Tribunales. “Muchos me dicen por qué lo deje que me pegara, pero cada vez que pensaba en denunciarlo pensaba en el disgusto que les iba a causar esto a mis padres y me psicopateaba con lo que le podía pasar a sus dos hijos”, comentó.
También aclaró – como siempre ocurre en estos casos de violencia – que los hechos de violencia siempre iban acompañados por planteos celosos. “Nunca pude salir sola, me apartó de mis amigos y de mi familia. Si iba al kiosco de la esquina tenía que llamarlo a él para avisarle a dónde iba, lo mismo si iba a la casa de una vecina”, señaló.
Cesia contó que cuenta con varias personas que pueden atestiguar los maltratos a los que fue sometida. Criminalística de la Policía tiene en su poder las fotos que prueban la golpiza y los mensajes intimidatorios que le llegaban a su celular para que no lo denunciara