El robo fue advertido por uno de los ordenanzas del establecimiento, que abrió una canilla para cargar agua en un balde y se vio sorprendido porque no salía ni una gota.
Buscando la causa de lo que estaba ocurriendo, observó que en el techo del jardín de infantes, ya no estaba el tanque de agua, que habría sido visto viajando a bordo de una carretilla guiada por los ladrones.
Al respecto, Marcelo, quien se desempeña como ordenanza en el establecimiento educativo, señaló que “hoy (por ayer) nos encontramos con este problema” y recordó que “hace unos tres meses, durante las vacaciones, se quisieron llevar las luminarias, aunque afortunadamente pudieron detener a los muchachos y se pudo volver a instalarlas”.
En cuanto al depósito de agua robado, precisó que era “de metal”, tras lo que indicó que los ladrones “trabajaron muy tranquilamente, arrancaron las varillas que están por arriba; después de eso, sacar el tanque no es ningún problema, porque es liviano”. Para poder llevarse el botín, como es obvio, los cacos vaciaron previamente al tanque, por lo que se estima que debería haber sido audible el agua derramándose.
Por otra parte, el trabajador manifestó que “el muro (de la escuela) mide dos metros y medio, así que entre dos personas, ayudándose una a la otra, haciéndose pie, pueden pasar tranquilamente”