El delantero Lucas Alario a los 44 minutos del primer tiempo; el uruguayo Carlos Sánchez, de penal, a los 29 minutos y Ramiro Funes Mori, a los 33m. del segundo, marcaron los goles de la victoria del equipo dirigido por Marcelo Gallardo.
El Muñeco, que por una suspensión no pudo estar en el banco de suplentes, se convirtió en el primero de la historia de River en ganar la Copa Libertadores como jugador, en 1996, y ahora como director técnico.
El gol convertido por Alario, el mismo que llegó en el receso y definió la semifinal ante Guaraní en Asunción, tras una gran jugada de Leonel Vangioni, con caño incluído, sobre el final de un luchado primer tiempo fue la llave que tuvo el Millonario para destrabar la final.
A su vez como en las anteriores finales que terminaron en festejo, en 1986 y 1996, la lluvia también se hizo presente para darle un marco más emotivo al esperado y ansiado festejo.
River empezó nervioso, le costó entrar en juego y, por momentos, abusó de la pierna fuerte. Así fue que Leonardo Ponzio le aplicó una dura entrada a Javier Aquino pero no fue advertido por el árbitro. Lo contrario le sucedió a Lucas Alario, quien recibió la tarjeta amarilla por una falta innecesaria en el lateral sobre el argentino Guido Pizarro.
La intención que mostró el dueño de casa desde el inicio fue buscar el arco contrario con una presión alta para tapar la salida pero con la pelota en su poder las imprecisiones en una cancha rápida no ayudaban para romper el cerrojo de Tigres que apostaba por la velocidad de los volantes externos para salir rápido de contraataque.
De esta manera, el equipo conducido por el brasileño Ricardo Tuca Ferretti complicó al local como en la jugada que inició por derecha el veloz Jürgen Damm y que -tras enganchar adentro del área- cedió para el francés André Gignac, quien definió desviado. La otra de peligro nació de un error defensivo pero Ramiro Funes Mori llegó a cortar a tiempo cuando el brasileño Rafael Sobis se aprestaba a definir tras pase de Gignac.
El ataque de River era previsible porque no podía dar con la tecla que pudiera desactivar la defensa del equipo mexicano. El uruguayo Carlos Sánchez estuvo bien controlado por Javier Aquino y lo mismo sucedía con el tándem Vangioni-Bertolo en el sector contrario y ello perjudicó a la dupla compuesta por Fernando Cavenaghi y Lucas Alario.
Pero este elenco Millonario tiene un plus extra. Cuando se iba el primer tiempo, a un minuto del descanso, Vangioni se iluminó, tomó la pelota, se sacó la marca de encima con un caño y de reojo vio el pique en diagonal de Alario, quien de palomita conectó un centro preciso que se coló entre Guzmán y el primer palo.
El equipo conducido por Matías Biscay, ayudante de Gallardo, desde el banco salió a jugar la segunda parte de otra manera. El gol le dio aire y golpeó al equipo mexicano que nunca le encontró la vuelta al partido.
A los 22m., Tigres tuvo otra buena aproximación pero el cabezazo de Aquino se fue varios metros arriba del travesaño de Marcelo Barovero, quien nunca fue exigido.
El penal que el propio Aquino le hizo a Sánchez y que el propio uruguayo transformó en gol empezó a cerrar una historia inolvidable para el pueblo Millonario.
Para coronar la noche llegó el gol de Funes Mori, el de los tantos importantes, la ovación a Cavenaghi y el desahogo de los hinchas que se acordaron de Boca y que volvieron a festejar, después de largos 19 años.