El gobierno de Mauricio Macri propuso revisar el sistema de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) creado en 2010 y derogarlo para las presidenciales de 2019. Considera que tiene baja utilidad política, extiende las campañas y cuesta 2.600 millones de pesos. El argumento oficial es que el sistema es caro y fracasó este año como herramienta para seleccionar los candidatos de cada alianza electoral. La derogación debe ser sancionada por el Congreso y con mayorías especiales, por ser una ley electoral. La jueza federal porteña con competencia electoral María Servini de Cubría también se expresó a favor de “suspender” las PASO para las próximas presidenciales, por costosas y trabajosas. De ese modo, los partidos políticos volverían a definir sus candidaturas en elecciones internas cerradas.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, sugirió ayer su eliminación en una conferencia de prensa en la residencia de Olivos. “Como gobierno vemos con preocupación la necesidad de discutir sobre el rol de las PASO en nuestro sistema electoral", dijo, luego de anunciar que los ministros que serán candidatos por Cambiemos en las primarias del 13 de agosto próximo -Esteban Bullrich, Julio Martínez y José Cano- renunciarán el 14 del mes próximo.
"Claramente estamos viendo que este experimento único en el planeta que la Argentina se ha impuesto tiene enormes problemas y extiende mucho más la discusión electoral", fundamentó Peña.
Luego de ello, altas fuentes de la Casa Rosada revelaron al diario La Nación que el plan de Cambiemos es instalar el debate en la campaña para las elecciones del 22 de octubre para derogar las PASO en 2018 con miras a las presidenciales de 2019.
"Derogarlas ahora no se puede, porque no hay tiempo. Pero sí vamos a discutir su rol durante la campaña para derogarlas para las próximas elecciones. Claramente no tienen sentido y el gasto es altísimo. Cuestan 2600 millones de pesos", dijo La Nación un funcionario cercano a Peña.
Esa conclusión fue producto de sucesivas reuniones del equipo de coordinación de gabinete que componen Macri; Peña; la vicepresidenta, Gabriela Michetti; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Luego de una reunión ayer con Frigerio para organizar el proceso electoral, la jueza federal porteña con competencia electoral María Servini de Cubría también se expresó a favor de "suspender" las PASO para las próximas presidenciales, por costosas y trabajosas. De ese modo, los partidos políticos volverían a definir sus candidaturas en elecciones internas cerradas.
La Casa Rosada informó que el costo de todo el proceso electoral será de 5.200 millones de pesos y la mitad, unos 2.600 millones, corresponden a las PASO. "Teníamos presupuestados 5.900 millones, pero ahorramos 700 millones en procesos", dijeron en la planta baja de Balcarce 50. "La utilidad que estamos viendo es muy marginal", agregaron.
Incluso, compararon que la obra hídrica del río Salado para prevenir inundaciones cuesta 3000 millones y que 2600 viviendas costarían lo mismo que las primarias.
La derogación de las PASO debe ser sancionada por el Congreso y con mayorías especiales, por ser una ley electoral. Sólo se enviaría un proyecto de ley en 2018 para debatir junto con la reforma electoral que establece la boleta única electrónica.
Si bien el gobierno argumenta el supuesto "fracaso" de las PASO por "la falta de competencias internas" en los diversos frentes en 2017, en Cambiemos habrá nueve disputas partidarias en el país para cargos legislativos nacionales y muchas más en el conjunto de los partidos a nivel nacional, provincial y municipal. El macrismo le denegó las PASO a Martín Lousteau en la ciudad y éste deberá competir por su cuenta con el frente Evolución Ciudadana. Cristina Kirchner le negó las primarias a Florencio Randazzo dentro del PJ y fundó para ello el frente Unidad Ciudadana.
La conducción de Cambiemos, por otra parte, quiere impedir en Santa Fe que compita Jorge Boasso, concejal radical en Rosario, y habrá una disputa judicial. En 2013 y en 2015 hubo centenares de competencias en los partidos. Otros sectores del oficialismo señalan que el sistema de PASO le sirve más a la oposición, que tiende a fragmentarse para ordenar sus liderazgos internos, como podría ocurrir con el peronismo en 2019. De hecho, en 2015, Macri pudo unificar Cambiemos con la Coalición Cívica y la UCR gracias a la conformación de una primaria con Carrió y Ernesto Sanz, de la cual salió fortalecido.
En 2011, en cambio, Cristina Kirchner ganó por el 54 por ciento frente a candidatos fragmentados que sacaron 40 puntos menos y que no habían podido unificarse para las PASO. En 2019 Macri podría prescindir de las PASO si le fuera bien a su gestión y compitiera sin primarias por la reelección. La especulación electoral puede generar disputas.