LUCIANA AYMAR.
ABANDERADA EN LOS JUEGOS OLIMPICOS.
images/sea.jpg
Es lo que ella quería y necesitaba hoy: sacudones de alegría, instantes de profunda emoción. Una caricia en el corazón, en el alma. En este punto de su trayectoria, después de tantos logros individuales y colectivos en el hockey sobre césped, Luciana Aymar se dio un gustazo: será la abanderada de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. "Es el mejor premio de mi carrera deportiva", sollozó este talento de 34 años, después de haber vivido una fiesta íntima, mágica, en la tarde-noche del Cenard.
Todas las Leonas la estaban esperando en el entrenamiento vespertino. En un rincón, Rosario Luchetti, Sofía Maccari y Delfina Merino pensaban letras de canciones para recibirla con honores. En uno de los pabellones ya se habían escuchado los gritos de otras jugadoras que se habían enterado por Twitter de la buena nueva. Parte del cuerpo técnico hacía rodar las bochas para iniciar la práctica contra un equipo de varones, pero las sonrisas se les escapaban.
Muy tensa, Lucha vivió la vigilia en su departamento de Núñez y aislada de todo. "Me quedé en casa porque fue un día especial. Ya había muchos nervios desde que nos entrenamos al mediodía. Con las chicas hablábamos de juntarnos, de no juntarnos, pero bueno: al final decidí quedarme en casa tranquila."
Sellado el resultado en su favor en el COA, Aymar pisó el Cenard a las 18.45; caminaba sola y hablaba por celular. Una de dos: nadie se percató de su llegada o todas se hicieron las distraídas. Lo cierto es que Lucha recorrió todo el sendero perimetral de la cancha, ingresó en el sintético y se acercó sigilosamente hasta quedar a apenas un metro del grupo completo de Leonas, que charlaba en uno de los semicírculos. Cuando todas se dieron vuelta y vieron su rostro, hubo un segundo de silencio y enseguida se desencadenó el estallido. "¡Todos los años pasa lo mismo, que viene Holanda y nos quiere ganar, pero este año es como siempre, la abanderada es Lucha Aymar!", fue el grito eufórico de las chicas, que abrazaron a la capitana, la felicitaron, la vivaron y hasta la tiraron por los aires como el plantel del Barcelona a Pep Guardiola.
Poco después llegaron el entrenador Carlos Retegui y el PF Barrionuevo, que habían fomentado su candidatura en el COA y le regalaron dos ramos de flores. En un instante de calma, envuelta en lágrimas, la rosarina les agradeció a sus compañeras por haber alcanzado semejante conquista embarcadas en la misma aventura. La escuchaban atentas en una ronda. "Te juro que sigo afónica de los nervios -confesaba después- Es una distinción que esperé mucho; ser abanderado es lo que sueña cualquier deportista. Se me fueron dando muchas cosas en mi carrera y ahora esto."
El 27 de julio se realizará la ceremonia inaugural en el Olympic Park. ¿Cómo será ubicarse bajo los focos?: "Todavía no me imagino entrar en el estadio lleno de gente llevando la bandera. Tampoco me lo quiero imaginar; quiero vivir y disfrutar ese momento. Lo que sí te digo, miré mucho cómo desfilaban nuestros anteriores abanderados ¿eh?, me acuerdo de Manu Ginóbili en Pekín 2008".
Para Aymar es un premio tanto por sus méritos deportivos individuales como colectivos. Los pergaminos son incontables: triple medallista olímpica (plata en Sydney 2000 y bronce en Atenas 2004 y Pekín 2008), bicampeona mundial (Perth 2002 y Rosario 2010), quíntuple ganadora del Champions Trophy, triple campeona panamericana, siete veces Mejor Jugadora del Mundo FIH y muchísimas veces nombrada jugadora más valiosa en certámenes internacionales. Ahora será la abanderada y lo único que le falta es la medalla dorada en Londres 2012, estación que marcaría su retiro.
Con su infinita habilidad y panorama de juego, fijó un antes y un después en la historia del hockey mundial. Nunca nadie sacó tantas diferencias en este deporte respecto de sus colegas. Su figura, al compás de los logros de las Leonas, popularizó esta disciplina como N°1 en el país para las mujeres. Además, convirtió al hockey a un repetido candidato de fierro al podio en cada uno de los Juegos Olímpicos. Despierta admiración, como Maradona o Messi. Demasiadas conquistas para quedar relegada en la votación del Comité Olímpico.
"Los otros nominados también son merecedores de la bandera, hoy me toca portarla y la llevaré a mucha honra", mencionó Lucha, que en sus comienzos en la selección realizaba religiosamente los 300 kilómetros del trayecto entre Rosario y Buenos Aires, ida y vuelta en ómnibus, tantas veces. Hoy festeja otro hito en su carrera. Que no sea el último.
Todas las Leonas la estaban esperando en el entrenamiento vespertino. En un rincón, Rosario Luchetti, Sofía Maccari y Delfina Merino pensaban letras de canciones para recibirla con honores. En uno de los pabellones ya se habían escuchado los gritos de otras jugadoras que se habían enterado por Twitter de la buena nueva. Parte del cuerpo técnico hacía rodar las bochas para iniciar la práctica contra un equipo de varones, pero las sonrisas se les escapaban.
Muy tensa, Lucha vivió la vigilia en su departamento de Núñez y aislada de todo. "Me quedé en casa porque fue un día especial. Ya había muchos nervios desde que nos entrenamos al mediodía. Con las chicas hablábamos de juntarnos, de no juntarnos, pero bueno: al final decidí quedarme en casa tranquila."
Sellado el resultado en su favor en el COA, Aymar pisó el Cenard a las 18.45; caminaba sola y hablaba por celular. Una de dos: nadie se percató de su llegada o todas se hicieron las distraídas. Lo cierto es que Lucha recorrió todo el sendero perimetral de la cancha, ingresó en el sintético y se acercó sigilosamente hasta quedar a apenas un metro del grupo completo de Leonas, que charlaba en uno de los semicírculos. Cuando todas se dieron vuelta y vieron su rostro, hubo un segundo de silencio y enseguida se desencadenó el estallido. "¡Todos los años pasa lo mismo, que viene Holanda y nos quiere ganar, pero este año es como siempre, la abanderada es Lucha Aymar!", fue el grito eufórico de las chicas, que abrazaron a la capitana, la felicitaron, la vivaron y hasta la tiraron por los aires como el plantel del Barcelona a Pep Guardiola.
Poco después llegaron el entrenador Carlos Retegui y el PF Barrionuevo, que habían fomentado su candidatura en el COA y le regalaron dos ramos de flores. En un instante de calma, envuelta en lágrimas, la rosarina les agradeció a sus compañeras por haber alcanzado semejante conquista embarcadas en la misma aventura. La escuchaban atentas en una ronda. "Te juro que sigo afónica de los nervios -confesaba después- Es una distinción que esperé mucho; ser abanderado es lo que sueña cualquier deportista. Se me fueron dando muchas cosas en mi carrera y ahora esto."
El 27 de julio se realizará la ceremonia inaugural en el Olympic Park. ¿Cómo será ubicarse bajo los focos?: "Todavía no me imagino entrar en el estadio lleno de gente llevando la bandera. Tampoco me lo quiero imaginar; quiero vivir y disfrutar ese momento. Lo que sí te digo, miré mucho cómo desfilaban nuestros anteriores abanderados ¿eh?, me acuerdo de Manu Ginóbili en Pekín 2008".
Para Aymar es un premio tanto por sus méritos deportivos individuales como colectivos. Los pergaminos son incontables: triple medallista olímpica (plata en Sydney 2000 y bronce en Atenas 2004 y Pekín 2008), bicampeona mundial (Perth 2002 y Rosario 2010), quíntuple ganadora del Champions Trophy, triple campeona panamericana, siete veces Mejor Jugadora del Mundo FIH y muchísimas veces nombrada jugadora más valiosa en certámenes internacionales. Ahora será la abanderada y lo único que le falta es la medalla dorada en Londres 2012, estación que marcaría su retiro.
Con su infinita habilidad y panorama de juego, fijó un antes y un después en la historia del hockey mundial. Nunca nadie sacó tantas diferencias en este deporte respecto de sus colegas. Su figura, al compás de los logros de las Leonas, popularizó esta disciplina como N°1 en el país para las mujeres. Además, convirtió al hockey a un repetido candidato de fierro al podio en cada uno de los Juegos Olímpicos. Despierta admiración, como Maradona o Messi. Demasiadas conquistas para quedar relegada en la votación del Comité Olímpico.
"Los otros nominados también son merecedores de la bandera, hoy me toca portarla y la llevaré a mucha honra", mencionó Lucha, que en sus comienzos en la selección realizaba religiosamente los 300 kilómetros del trayecto entre Rosario y Buenos Aires, ida y vuelta en ómnibus, tantas veces. Hoy festeja otro hito en su carrera. Que no sea el último.