“Correntino desde que nací y a mucha honra”. La frase del médico Arturo Rolla retumba en una de las salas de conferencia del Hotel Maran Suites de Paraná. Allí donde durante tres días tuvo lugar la II Jornada de Invierno Capítulo Litoral organizada por la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) y que nucleó a destacados médicos de la región. Hablar de los pergaminos de Arturo Rolla es mencionar que se está ante la presencia de una eminencia en la investigación y divulgación de la diabetes. Es endocrinólogo del Centro Médico Beth Israel de Boston y profesor de medicina en la prestigiosa Universidad de Harvard. Habla cuatro idiomas (castellano, inglés, portugués e italiano), pero sin dudas que su lenguaje universal, el que lleva a cada congreso, como el desarrollado en Paraná, es el referido al tema de la diabetes.
-Se vislumbra en usted una vocación hacia la medicina pero una pasión por investigar un tema tan presente hoy como la diabetes.
–Es que en este momento la peste del siglo XXI es la obesidad. No es el virus del ébola, no es el virus del VIH, es la obesidad. Nos está matando en proporciones enormes, y en todo el mundo. Antes se decía que la obesidad era un problema en Estados Unidos, en Europa, ahora es en todo el mundo y muy serio.
-¿Es la principal causa de diabetes?
-La diabetes de tipo 2 se produce por obesidad en el 99% de los casos, y el problema que tiene es que ponerse gordos se ha hecho barato en todo el mundo, por la industria de la alimentación. Es más barato comer comida con mucha grasa, muchas calorías, pero desgraciadamente en países del tercer mundo, que está engordando mucho y haciendo mucha diabetes el tratamiento de esta enfermedad y sus complicaciones es sumamente caro. O sea que hay dinero para ponerse gordo y hacerse diabético, pero no hay dinero sanitario para salud, para poder tratar y prevenir las complicaciones.
-Una encuesta reciente menciona que el 11% de los argentinos mayores de 18 años padecen de diabetes. ¿Es una media que se mantiene para el resto del mundo?
-El 11% está mas o menos en el porcentaje de los países desarrollados, algunos países con un poco más, otros con un poco menos. Pero el porcentaje de diabetes de tipo 2 depende completamente en el porcentaje de sobrepeso y obesidad de cualquier sociedad o país en el mundo.
–Llama la atención que países europeos como España superen a Estados Unidos, sindicado como el “paraíso de la comida chatarra”.
–España hoy tiene el porcentaje infantil de obesidad más alto. Es otra prueba de que todo el mundo se está poniendo obeso. En Estados Unidos recién ahora ha comenzado a disminuir los índices de obesidad, muy poco pero ya ha empezado. Para poder combatir a la obesidad en la diabetes de tipo 2 se necesita un esfuerzo mancomunado, del individuo, de la familia, la escuela, la iglesia, el Ministerio de Salud Pública, de los medios de comunicación, de las Naciones Unidas. Una sola persona, un solo médico, un solo nutricionista no lo puede hacer. Todos tenemos en primer lugar que enfrentarnos con el problema, tratar de aumentar la educación sobre el problema y en este momento aumentar la actividad física de nuestros niños. En muchas partes por la televisión, por los videojuegos y otros, ha disminuido muchísimo la actividad física en los niños. Y eso hace que los niños se pongan obesos y comiencen a tener diabetes de tipo 2, no a los 45 o 50 años sino a los 15 y 18. Ese niño va a tener complicaciones diabéticas serias de la vista, los riñones, de los pies a los 30 o 40 años. Va a dejar de producir para la sociedad y se va a transformar en un gasto enorme para la familia y la sociedad.
–Estas Jornadas sin dudas que sirve para el intercambio de conocimientos, pero también significa una luz de alerta.
–Esto es un intercambio donde ellos me hablan de los trabajos y esfuerzos que están haciendo. Lo poco que puedo hacer es tratar de ponerlos al día sobre todo en la parte científica y académica, en los avances de la biología molecular que hay sobre la obesidad y la diabetes.
Llegar a Harvard
Rolla contó sobre sus inicios, su origen correntino y estudios en la Universidad Católica de Córdoba. Y de un viaje a Estados Unidos tras graduarse que era inicialmente por un año que terminó en 40 de residencia en ese país. “Me fui quedando”, relató como prólogo a su experiencia en el Hospital de Boston y un entrenamiento en endocrinología y metabolismo que lo afincó finalmente en el norte.
–¿Y cómo hizo un argentino para llegar a Harvard?
–Cualquiera puede entrar a Harvard, siempre y cuando estudie y trabaje mucho. Harvard es una Universidad que se basa en la “meritocracia”. Si usted se ha preparado, estudiado bien y trabaja bien, la Universidad lo toma. Hoy en Harvard no hay muchos, pero existen argentinos que estudian allí.